Desde la antigüedad, tanto en arquitectura cómo en escultura y pintura, los artistas han buscado una forma de división de las cosas perfectas, la forma más agradable de presentar al ojo humano, pero no había nada que indicase en que proporción debían estar las cosas (seres vivos, objetos...). Ahora sabemos que existe una fórmula muy conocida en el mundo del diseño, que permite dividir el espacio en partes iguales, para lograr un efecto estético agradable y que puede llegar a ser muy eficaz. Esta teoría se denomina "La regla (o razón) Áurea", también conocida como "divina proporción" o “numero áureo” o simplemente "regla de oro" del arte.
Ejemplos de construcciones en las que fue usada ésta regla son:
la prámide de Keops, la estatua “El Doríforo” de Policleto y el documento “El hombre de Vitrubio” elaborado por Leonardo da Vinci .
Éste último le dio a la mencionada proporción el nombre de “Número de oro”, y lo obtuvo dividiendo la altura del hombre entre el radio de la circunferencia que aparecen en su manuscrito.
Este radio se ubica desde su ombligo hasta la punta del dedo cordial, cuando el brazo está extendido igualando la altura de su cabeza, como aparece en la figura. Numéricamente, la proporción se obtiene al dividir una línea en dos partes llamadas “a” y “b”, de tal forma que la división (o razón) de “a” sumada a “b”, dividida entre “a” sea igual a la parte “a” dividida entre la parte “b”
A lo largo de la historia de las artes visuales han surgido diferentes teorías sobre la composición. Platón decía: es imposible combinar bien dos cosas sin una tercera, hace falta una relación entre ellas que los ensamble, la mejor ligazón para esta relación es el todo. La suma de las partes como todo es la más perfecta relación de proporción.
Vitruvio, importante arquitecto romano se analiza que al crear una composición, si colocamos los elementos principales del diseño en una de las líneas que dividen la sección áurea, se consigue el equilibrio entre estos elementos y el resto del diseño.
En los tiempos modernos han sido criticados en varias oportunidades debido al surgimiento de corrientes artísticas muy cuestionadoras, pero nunca han perdido su vigencia, siendo actualmente de uso común no solo en las artes gráficas sino también en los medios de comunicación social como la fotografía, el cine, la televisión y la publicidad.